19/10/08

Por Manhattan con la Bestia Imperial I PARTE

El avion comienza a descender por encima de Jamaica Bay, tras un apacible vuelo por encima del oceano Atlantico, desde Barajas. Debajo, en la bodega de carga viaja paletizada y en parcialmente desmontada, la Bestia Imperial, mi fiel compañera de viaje en esta extraña cosa llamada vida.

Os recordare que es una preciosa Vespa Azul Imperial (metalizada oscura), del modelo PX 150, de las ultimas vendidas en España, en febrero del 2005.

El caso es que una frivolidad familiar de mi tio ha terminado por meterme en un gigantesco pajaro de acero, con Vespa y todo. Me ha invitado a la inauguracion de uno de los nuevos hoteles de la cadena Marriott, y yo, tras pedir un presupuesto para ver cuanto costaria llevarme la Bestia, me he convencido para mover 90kilos de Vespa para moverme por Manhattan durante una semana.

Decian que estaba loco, y que me iba a costar un huevo, pero consigo patrocinio de una empresa de television, que acuerda grabar un documental sobre mi aventura por los cinco Boroughs o barrios de Nueva York.

Meter y sacar a la Bestia Imperial del avion resulta toda una aventura, pero cuando los operarios se dan cuenta de que es una Vespa, les sale una sonrisilla y empieza a haber un poco de complicidad.

Para empezar, me escapo de tener que dejarla seca de liquidos de motor y similares, mientras uno de los aduaneros me pregunta que si ella es italiana. Le digo que si, y el me dice que es de ancestros italianos. Relleno un monton de papeles, y les pido permiso para montar las ruedas y los cofanos ahi mismo, en el hangar de aduanas.

Sin problemas. Cuando ya la tengo pendiente de unos litrillos de gasolina que me trae mi tio Peter, con un litrico de aceite Castrol 2T, delante de 5 operarios de aduanas de John Fitzgerald Kennedy Airport , consigo arrancar a la Vespa de mis ojos, mientras todos los presentes empiezan a aplaudir, y silbar como si hubiera entrado el mismisimo Bisbal en el hangar.

Me despido de todos, entre apretones de manos, fotos de moviles, y miradas de admiracion. Acuerdo ver a mi tio en el parking, donde le paso mi mochila pochola de trotamundos irlandes, y quedo con el mas tarde para comer y instalarme en el hotel.

A la salida del parking me encuentro con el equipo de grabacion, compuesto por un simple camarografo, que hace las veces de director del documental, y su ayudante, que es el que conduce el coche que me ira filmando. Tenemos acordado que la Bestia Imperial circulara de dia y de noche por los cinco Boroughs, pasando por delante de todos los monumentos shulos de la zona, desde la estatua de la Libertad, hasta el Empire State Building.

Aunque me estan grabando, una vez que me pongo el casco, empieza a sonar Eros Ramazotti, y yo comienzo mi aventura. Las horas de avion no han minado mis ganas de hacer esto, y no he podido dormir en todo el vuelo. De todas maneras, rara vez duermo en los aviones, y eso que vuelo con frecuencia.

El JFK esta en el Borough de Queens, que es colindante con Manhattan, asi que inicialmente optamos por seguir directos hasta el hotel, que sera uno de los mejores de Nueva York. Los taxistas me miran asombrados, y tras las tomas acordados por radio con Gus, el camarografo, le dejo atras, y las minicamaras que llevo encima del casco, y la parte posterior del asiento empiezan a hacer su trabajo.

Me llama mucho la atencion la cantidad de todo terrenos que hay circulando por las calles de New York, asi como la marea amarilla de taxis de la marca Pontiac-Chevrolet-Ford y Checker. De las Checker no hay muchas, pero seguidas por la Chevrolet Caprice, son las favoritas de los turistas. Los eco-taxis me parecen un poco obscenos, y mas en este lugar de consumismo masivo.

En un semaforo, un Sijk pakistani con turbante me grita 'Bajaj-Bajaj-Bajaj!!!', y yo le grito con cachondeo 'Vespa-Vespa-Vespa', en alusion directa a las Vespas construidas bajo licencia en la India. El caso es que la Bestia Imperial ha levantado pasiones en escasos kilometros de trayecto. Esta cayendo la tarde, y en estos dias otoñales, circular entre hojas secas en movimiento resulta una delicia.

La temperatura es mas bien suave, pero con una camiseta, y mi destartalada chaqueta motera de la marca Held, voy bien cubierto para las inclemencias del tiempo en Nueva York. Llevo algunos amuletos, como el pin de la concentracion de Faro, adonde me lleve a la Bestia, aunque en esa ocasion, viajo en la parte trasera del remolque del vehiculo oficial de apoyo de los valientes moteros de Motogranada.

Tambien llevo un pin de la concentracion del Valle de Lecrin, un llavero de cuero, y mis cosillas de vudu irlandes que suelo llevar encima, que no puedo contar por aqui.

Me doy cuenta de la diversidad de nacionalidades que hay en Nueva York, y de la gran variedad de vehiculos que hay en ese parque movil de 8 millones de vehiculos.

La bestia es uno de los mejores vehiculos jamas concebidos para circular por las calles de cualquier capital, de cualquier parte del mundo. Y me doy cuenta, tras haber atravesado Madrid, Granada, o Malaga en hora punta con ella. Me asombra su agilidad, mientras veo los reflejos de un otoño neyorquino sobre la cupula metalizada de mi preciosidad.

Paso al lado de un grupo de adolescentes de color, que la miran asombrada, y que terminan por romper en una carcajada al verme pasar, con mis ciento y pico kilitos bien llevados, y con una sonrisa de ceja a ceja debajo de mi casco.

Me pico con un bici mensajero, y la cosa termina con un saludo con la mano, cuando el capullin de la pradera se mete en direccion contraria, tras litigar con la Bestia Imperial durante manzana y media.

En un semaforo se pone a mi altura un policia neoyorquino, al que se le escapa una sonrisa al ver a la Bestia Imperial. Me dice en ingles, que es un 'nice bike', que traducido quiere decir que las Harley son un monton de chatarra oxidada, y que el para ser feliz quiere tener una Vespa PX150 del 2005, de las ultimas vendidas en Granada.

Me rio, y le doy las gracias, mientras me paso por el forro polar las limitaciones de velocidad americanas, que son casi absurdas.

Llego al hotel, a la entrada, compuesta por un caminillo semicircular para llegar con la limusina-Rolls-Mercedes-o Vespa hasta la mismisima puerta, donde me espera un conserje uniformado con gorra, galones, y sombrero.

Me pide las llaves de la moto, para aparcarla en el garaje, a lo cual me niego. Le explico que eso lo quiero hacer yo, ya que nunca dejo la Vespa a nadie, a excepcion de mi colega el 'Kemaillo', o al 'Alex Malafollá' en contadas situaciones.

Me indica como bajar al garaje, y donde aparcar, mientras la camara va grabando los sinusosos angulos de mi preciosidad.

Bajo al garaje, le pongo el piton, y subo para ser entrevistado por una cadena local de Nueva York, que se ha interesado por mi aventura, y por la historia de la Vespa, desde el año 1946 hasta nuestros dias.

La cosa resulta muy amena, y se interesan mucho por mi persona, y por mi blog, que aunque escrito en castellano, les ha llamado mucho la atencion. Seguramente empezare a tener muchas visitas desde New York y periferia, y mas desde que se me ocurrio hacerme unas camisetas con la direccion de mi blog, en una parada que hice en una curiosa imprenta rapida cerquita del JFK.

Pensaba rotular la Vespa para la ocasion, con la direccion de mi blog, que es

http://ledominic.blogspot.com

Pero la productora me ha colocado dos transfers en los cofanos, y promocionar mi blog no es una de mis prioridades en esta ocasion.

Duermo fatal por el Jet Lag, aun tras tumbar unas jarras de Guinness con mi tio, que es Irlandes de pura cepa como yo, en un antro pseudo-irlandes en Brooklyn, al que vamos en un taxi conducido por un tio de Puerto Rico, que se queda de cuadros al oir mi melosa voz y accento de Valenciano-Granadino-puro irlandes con accento nordico neutral.

Me levanto al amanecer, tras dormir 2 horas en una suite en la 5 planta, con vistas a la bahia, o charca. Desde mi ventana, no veo ningun monumento digno de mencion.

Bajo a desayunar, y entablo conversacion con una mujer de negocios, llamada Gweeny ( o algo asi), que es de Montana, y que esta maravillada con la Gran Manzana, y con lo caro que estan los trapitos por asi.

Le cuento que he venido a grabar un documental por Nueva York, mientras circulo con en Vespa, y tras explicarle que es una Vespa, salta diciendo que son los scooter esos que andan por Roma...

En fin, tras un buen desayuno, bajo al garaje, y enfilo manta y carretera hasta la estatua de la Libertad, mientras Gus y Johnny van grabando mis rapidas maniobras entre los coches. En un tramo de obras, logran sacar unos planos realmente espectaculares del paso en curva de la Bestia Imperial, en mi posicion de supermotard, utilizando mis Doc Martins levemente para guiarla sobre railes.

La maniobra resulta espectacular, y un confederado a lomos de una Bmw se queda a cuadros, al ver como desmitifico lo de la 'dudosa estabilidad' de la Vespa. Por supuesto, en la primera recta, me adelanta a todo trapo, pero lo hace porque esta humillado.

Muchos conductores se fijan en mi, y recibo muchisima atencion, lo cual acrecenta mi ego, que es el de un showman, con el curioso factor de soy un gran timido, que quizas hace estas cosas buscando una satisfaccion interna dificil de describir.

Llego a la estatua de la Libertad, en olor a multitud, y un grupo de españoles, al ver la 'E' que llevo en el cofano derecho, y mi europlaca, se ponen a pegar botes. Les cuento el guion de mi aventura, y se quedan maravillados, aunque no se explican que enchufes tengo por el mundo para traerme la moto en la bodega de carga del mismo avion con el que he volado hasta ahi.

En los proximos dias os ire contando como fue mi aventura con la Bestia Imperial por tierras americanas.