El otro dia, entre en un Mercacoña cercano para comprar unas barras de pan de mi tipo de pan favorito. Al acercarme a la caja, habia una cola bastante grande, teniendo en cuenta la hora que era (hora de comer), y empece a agobiarme.
Habian dos cajas abiertas, y opte por una caja donde habia una mujer metiendo bastante compra en un carrillo de mano, y una familia joven, con una niña y un niño de unos 10-12 años de edad.
Me daban mejores vibraciones que las chochonas sacacuartos de la rancia burguesia Granadina que vive en el Serrallo. Como siempre, me toco el cajero de siempre, que es simpatico, pero tiene sus cosas de cuando en cuando.
Cuando le llego la hora a la mujer mayor del carrito para pagar, le dijo al cajero que se habia pasado en unos 6-7 euros, y que solo tenia 50 euros. El cajero instantanemente opto por descontarla una botella de aceite de los grandes, pero ella le dijo que no tenia aceite. Luego le pregunto por un tarro de miel, y dijo que tampoco tenia. Aunque la mujer sentia algo de verguenza por la cola de gente, cada vez que frenaba al cajero en sus intenciones de quitar algo, la gente de la cola veia la situacion con mas humor, como yo, que no me podia contener la risa con la desesperacion del cajero.
Finalmente, la mujer se decidio por algunas cosas que tenia repetidas, como bolsas de ensaladas, y yogurts, y la diferencia bajo unos 4 euros. En cambio ella tenia suficiente, y pudo pagar la cuenta, para alivio de los presentes. El cajero no paraba de decirle que el tenia el cielo ganado con ella, un comentario que me parecio un poco fuera de lugar, pero claro, el tio estaba algo agobiado con tanta cola.
Mientras ella seguia empaquetando sus cosas, la familia que iba delante de mi, en tiempo record, y perfectamente coordinados entre ellos, lograron meter sus cosas en sus bolsas antes de que la primera mujer acabase de organizar su carrito. Y entonces el padre de familia dijo al cajero, a la hora de hacer caja, que quitara esto, lo otro, y aquello, que he calculado mal. Todos nos reimos, y la verdad es que le quitamos seriedad a la cosa, y la mujer mayor no paraba de reirse con la ocurrencia.
Cuando me toco a mi, le pedi una bolsa, y le dije, '! quitame dos barras (del paquete de 3), y la bolsa, que me parece que no me llega !.
Los presentes no paraban con el cachondeo, echando la culpa a la crisis, y a la IPC. El cajero tambien se partia, y sali de la tienda con una buena sonrisa ante la situacion.
En fin, que vamos bien.