Una tarde, despues de una comida italiana casera, y una botella de Lambrusco en vena, aliado con una sosegada tarde de Julio, nos ocurrio lo siguiente a la Churri y a mi.
De repente note como un calorcillo abajo, y me entraron unas ganas tremendas de practicar eso de fabricar hijos, pero sin fabricar hijos. Vamos, hacer el simulacro de hacer niños, pero con ganas egoistas de darse a uno placercillo a si mismo, y a la Santa Diosa que me lleva aguantando casi tres años.
Y parece ser que a ella le pasaba algo parecido. En menos de lo que tarda un pedito en superar mi esfinter, nos encontrabamos los dos recreando escenas de Nueve Semanas y Medio, encima de la cama donde suele dormir nuestro sobrinillo en casa de ciertos familiares.
Dicha cama suele estar lleno de peluches de todo tipo, y mientras nos quitabamos la ropa con los dientes y los dedos de los pies, yo, para variar, me tumbe boca arriba para hacer la postura que me ha hecho un dios entre la mayoria de las mujeres entre 18 y 42 años, residentas en la periferia de mi centro de operaciones en el sur de España.
De repente, al girar la cabeza virulentamente en un movimiento imposible de describir por aqui, nos pegamos el susto de nuestra vida, porque uno de los peluches empezo a gemir como un gato famelico necesitado de leche...
El susto fue dificil de detallar, probablemente porque ninguno de los dos esperabamos que entre la media docena de peluches que habia en la cama compartiendo nuestro momento Kit-Kat lascivo conyugal intimo, uno nos iba a pegar un susto semejante a cuando un guardia sivil te golpea con los nudillos la ventanilla del coche, cuando te estas poniendo fogosin en lo alto de un monte, tras buscar el sitio adecuado durante una hora y media.
Limpia la cama de peluches la proxima vez que tengas una botella de Lambrusco a mano, y estes con la parienta!!!